En su ensayo “Pulseando con el difícil”, Ana Lydia Vega hace una descripción de su educación en la niñez y a la vez, hace un debate entre dos idiomas: el inglés y el español. Hace una anécdota de la manera en que tuvo que aprender a hablar inglés en una escuela de monjas, donde hasta cierto punto se sintió obligada a aprender un idioma que no era el suyo. Me parece curioso el apodo que le dio al inglés (“el difícil”) porque sé que a muchas personas se les dificulta dominar el idioma cuando no es su lengua materna. Me imagino que para la autora también fue difícil y más si el resto de su familia y amistades le hablaban en español, creándole confusión entre los dos idiomas.
Hay muchos puertorriqueños que tienen diferentes puntos de vista al tocar el tema de los idiomas. Hay quien piensa que aprender inglés es sinónimo de progreso, desarrollo y superioridad, lo que menciona la autora en su ensayo, mientras hay quienes no les interesa aprenderlo porque quizás piensan que no les hace falta. La realidad es que la lengua materna de Puerto Rico es el español, pero el inglés se ha incorporado a la cultura y hay quienes le han dado más peso. Creo que el inglés sí es importante y beneficioso, pero no debemos quitarle mérito al español. Es por eso que estoy de acuerdo con la manera en que la autora finaliza su ensayo al cambiar su forma de ver el inglés (como algo impuesto) y verle el lado bueno. También estoy de acuerdo con lo que plantea en una parte del ensayo al decir: “Habría, en primer lugar, que declararla [al inglés] de una vez por todas y sin ambagos, lengua extranjera”. Creo que el inglés es una lengua importante para nuestro desarrollo, pero sin olvidarnos del español y darle la importancia que merece.
Al final del ensayo, la autora presenta algunas ideas para mejorar la enseñanza del inglés en Puerto Rico, las cuales me parecen muy interesantes y acertadas. La primera es que se debe establecer cuál es la lengua materna y enseñar el idioma sin imponerlo de manera que nadie se sienta obligado a aprenderlo ni nazca en ellos rebeldía hacia el mismo.La segunda es fortalecer el estudio del español ya que, según la autora: “un pueblo seguro de su lengua propia puede encarar, sin miedo y con orgullo, el conocimiento de otras…”. Creo que estas dos ideas pueden ayudar a nuestro pueblo a aprender no sólo el inglés, sino otros idiomas. Conocer idiomas como el francés, el italiano, el portugués, etc. nos abre muchas puertas y aunque no los utilicemos en nuestra vida diaria, tendremos esa semilla de conocimiento sembrada. La autora expone claramente que el ampliar la enseñanza de lenguas extranjeras es favorable para todos y creo que siempre debemos tener esas palabras en cuenta.
Hay muchos puertorriqueños que tienen diferentes puntos de vista al tocar el tema de los idiomas. Hay quien piensa que aprender inglés es sinónimo de progreso, desarrollo y superioridad, lo que menciona la autora en su ensayo, mientras hay quienes no les interesa aprenderlo porque quizás piensan que no les hace falta. La realidad es que la lengua materna de Puerto Rico es el español, pero el inglés se ha incorporado a la cultura y hay quienes le han dado más peso. Creo que el inglés sí es importante y beneficioso, pero no debemos quitarle mérito al español. Es por eso que estoy de acuerdo con la manera en que la autora finaliza su ensayo al cambiar su forma de ver el inglés (como algo impuesto) y verle el lado bueno. También estoy de acuerdo con lo que plantea en una parte del ensayo al decir: “Habría, en primer lugar, que declararla [al inglés] de una vez por todas y sin ambagos, lengua extranjera”. Creo que el inglés es una lengua importante para nuestro desarrollo, pero sin olvidarnos del español y darle la importancia que merece.
Al final del ensayo, la autora presenta algunas ideas para mejorar la enseñanza del inglés en Puerto Rico, las cuales me parecen muy interesantes y acertadas. La primera es que se debe establecer cuál es la lengua materna y enseñar el idioma sin imponerlo de manera que nadie se sienta obligado a aprenderlo ni nazca en ellos rebeldía hacia el mismo.La segunda es fortalecer el estudio del español ya que, según la autora: “un pueblo seguro de su lengua propia puede encarar, sin miedo y con orgullo, el conocimiento de otras…”. Creo que estas dos ideas pueden ayudar a nuestro pueblo a aprender no sólo el inglés, sino otros idiomas. Conocer idiomas como el francés, el italiano, el portugués, etc. nos abre muchas puertas y aunque no los utilicemos en nuestra vida diaria, tendremos esa semilla de conocimiento sembrada. La autora expone claramente que el ampliar la enseñanza de lenguas extranjeras es favorable para todos y creo que siempre debemos tener esas palabras en cuenta.
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